viernes, 26 de septiembre de 2014

Las TIC y las prácticas de escritura académicas


Lo que orientó u originó esta experiencia fue la repetición de ciertos errores de ortografía y problemas de expresión textual que presentan los escritos de mis estudiantes, es decir, el traslado del modo de escribir en los espacios virtuales y celular al ámbito académico.
En la primera clase de la puesta en práctica de este proyecto áulico se hizo una revisión global acerca de los textos periodísticos de opinión: las características generales de esta tipología textual, su estructura, el tipo de trama y la función del lenguaje predominantes, los recursos o estrategias argumentativas y los diferentes tipos de textos argumentativos.
Había solo algunas netbook, así que debieron organizarse en grupos.
En relación con el tema desarrollado, les indiqué con qué material contaban en el escritorio del alumno.
No pudieron conectarse a Internet. Una de las estudiantes había llevado un modem, dispositivo que nos fue de gran utilidad. Otros se conectaron utilizando sus celulares.
 Una vez que fue solucionado el inconveniente de conexión, seguidamente se pasó a la creación de un grupo cerrado en una red social, Facebook. Los estudiantes eligieron esta red social, por ser la más frecuentada por ellos y la que manejan con mayor facilidad. Fue sorprendente el entusiasmo que manifestaron con esta última actividad. Parecía haber dicho palabras mágicas: “grupo”, “red social”, “Internet”.
Eligieron el nombre del grupo y de inmediato comenzaron a enviarme la solicitud de amistad para que yo los agregara. Les agradó tener un grupo solo para ellos.
Luego, ya en casa, en el grupo recientemente creado por ellos, “Esto también es literatura”, les subí algunos ejemplos de textos argumentativos para que los leyeran y se familiaricen con este tipo de texto. Les dejé como primera tarea leer los ejemplos propuestos y subir otros. Horas más tarde, la gran mayoría ya era parte del grupo y comenzamos a interactuar.
Pronto subieron ejemplos de textos argumentativos y algunos, además, aportaron material de lectura afín con la temática desarrollada.
Me sentí satisfecha al ver que los estudiantes habían adoptado favorablemente la propuesta. A medida que iban haciendo sus aportes solicitaban mi corrección o aprobación, por lo que tuve que estar atenta a los comentarios o posteos que realizaban en el grupo. Se pudieron leer bromas que se hacían entre ellos, por ejemplo: “Está mal lo que subiste jajajaj”
En la clase siguiente conversamos acerca de los textos que debieron leer y sobre los que ellos aportaron. Les realicé diferentes preguntas que fueron guiando el diálogo. Luego leyeron un texto periodístico de opinión que les llevé. En él reconocieron la superestructura de esta tipología textual y las estrategias argumentativas utilizadas. Les costó muchísimo identificar los recursos.
Después, debieron elegir o pensar en algún tema (o problemática) sobre el que les interesara opinar. Podían tomarlo de los textos leídos en el grupo o de los publicados por ellos.
Una vez que eligieron y definieron el tema, debatieron ideas, idearon la tesis, determinaron argumentos a favor y en contra de esta, y escribieron un posible título para sus textos.
Posteriormente, optaron por un tipo de texto argumentativo; algunos escogieron una carta de lectores y otros, un artículo de opinión.
En la clase siguiente, es decir, en la puesta en práctica de las actividades planificadas, los estudiantes tomaron lo que tenían armado previamente y comenzaron la escritura del texto argumentativo. Se organizaron de acuerdo a los grupos predeterminados (tres grupos, dos de seis integrantes y uno de cuatro). Se conectaron en red, en el aula, y les pasé el archivo con las consignas. Luego prefirieron ir a trabajar al patio, donde se les explicó lo que debían hacer y comenzaron la tarea de escribir. Recorrí los grupos, orientando su trabajo. Se los notó interesados. Deliberaron entre ellos, consultaron dudas y solicitaron ayuda para “armar” lo que deseaban escribir.
Planificaron sus textos, escribieron borradores. Cada integrante tenía la copia de lo que iban produciendo grupalmente e iba realizando su aporte.  De esta manera se vio reflejado el trabajo colaborativo. Más tarde comenzaron con las correcciones necesarias, para lo cual utilizaron un procesador de textos: Microsoft office Word.
Como no alcanzó el tiempo de la clase para que terminara de corregir los textos producidos, quedamos en que me los enviarían por Facebook. Y así lo hicieron. Leí sus escritos, les sugerí modificaciones y se los reenvié para que realizaran una nueva versión.
Todo lo trabajado hasta el momento lo fueron registrando en un documento Microsoft office Word y guardando el archivo en sus computadoras personales, en una carpeta destinada para la materia.
Una vez que el texto estuvo corregido definidamente, pudieron publicarlo en el grupo cerrado.
Luego, gracias a las herramientas del programa Microsoft Office Power Point, realizaron una presentación más atractiva de la versión final de sus textos y, con la asistencia de un proyector, la compartieron con sus pares. Se percibía cierta vergüenza o timidez en alguno de ellos y en otros, ansiedad por mostrar sus trabajos. Al finalizar cada exposición grupal, los que escuchaban aplaudían a sus compañeros.
De esa manera produjeron colaborativamente un texto argumentativo, y todo esto no hubiera sido posible sin sus asistentes personales. Todos se esmeraron en lograr producciones coherentes, adecuadas, correctas y atractivas.
Se los felicitó y alentó. Muchos se sintieron orgullosos de lo que habían logrado con el aporte de todos los integrantes del grupo.
Para que sus trabajos no quedaran solo en el aula y para que estas actividades tengan real sentido, además de todo lo realizado hasta el momento, sin la necesidad de planteárselo, ya que ellos me interrogaron acerca de lo que iba a hacer luego con sus textos, decidimos (como ya estaba planificado) idear una publicación de sus producciones y compartirlas con los demás cursos de la institución escolar. Pues habían logrado textos de opinión muy interesantes y dignos de ser socializados con la comunidad educativa.
Ninguno de los grupos manifestó estar en desacuerdo, la gran mayoría se entusiasmó rápidamente con la propuesta.
El propósito de esta iniciativa fue intentar acortar la brecha entre las TIC y las actividades escolares. Y lograr, fundamentalmente, que nuestros estudiantes se conviertan en escritores hábiles o competentes de escritos académicos. Para lo cual debieron tener en cuenta las normas ortográficas y gramaticales de la lengua, y adecuar sus escritos.


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